Rioja Baja

La región de La Rioja Baja se presenta como un tesoro oculto en el sureste de La Rioja, donde encantadoras comarcas ofrecen a los visitantes una experiencia única. En el Valle de Cidacos, la topografía suave y los campos extensos se combinan con el clima mediterráneo, creando un entorno propicio para la agricultura, con la vid y los cereales destacando como cultivos prominentes. La belleza del Valle de Cidacos se refleja en sus sinuosas curvas, proporcionando un escenario pintoresco. Más al norte, el Valle de Ocón revela colinas onduladas y una atmósfera fresca, donde la vida rural auténtica se integra armoniosamente con la topografía. La agricultura tradicional y las actividades ganaderas definen la vida en este valle, atrayendo a aquellos que buscan experiencias genuinas y la serenidad de la naturaleza. En el extremo suroeste de La Rioja Baja, el Valle del Jubera ofrece un paisaje diverso con colinas, montañas y el serpenteante río Jubera. Pueblos pintorescos con arquitectura tradicional y calles empedradas resaltan la autenticidad y hospitalidad de los habitantes locales. Este valle es conocido por preservar sus tradiciones, ofreciendo a los visitantes una experiencia única y encantadora. Además, la comarca de Cervera, conocida como el Valle del Alhama-Linares, añade otro capítulo fascinante a la historia de La Rioja Baja. A pesar de ser una de las zonas menos conocidas, justifica una visita con sus atractivos, que incluyen una ciudad celtibérica amurallada (Contrebia Leucade) con casas rupestres y un foso, huellas de dinosaurios en Igea, el imponente castillo medieval de Cornago y una singular mina de piritas en Navajún. Opciones para senderismo, ciclismo de montaña y alojamientos rurales ofrecen oportunidades para explorar y relajarse. En conjunto, La Rioja Baja se revela como un mosaico de paisajes que van desde campos ondulados hasta valles fluviales, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de sumergirse en la riqueza natural y cultural de esta encantadora región.